Pues nada, al día siguiente a las 8 de la mañana, habíamos cruzado el estrecho y salíamos del barco. Comprobamos que aquí, en Melilla, las cosas se van "tranquilizando" ya. Teníamos que hechar gasolina en las motos y como era domingo, tuvimos que esperar a que abriera la gasolinera de guardia. Hasta las 10 no pudimos ponernos en marcha.
Lo de la frontera es de coña...2 horas y media más para pasar. Hasta las 1230 no pudimos pisar Marruecos.
En principio seguimos con el planteamiento inicial y pusimos rumbo al Plateau del Rekkam. Nos quedaban por hacer 170 Km. de carreteras secundarias, hasta llegar a las pistas.
Lo primero que te choca de este país, es la gente. Gente por todos los sitios. Por muy alejado de un pueblo que te encuentres hay gente por ahí, en mitad de la carretera, del campo...
Saliendo por la autovía, en Nador veías a chavales andando en bici, en burro... Hasta vimos un viejo con un burro en la cuneta haciéndose un té moruno. Alucinante.
Otra cosa que te trastoca un poco son las distancias a recorrer. Es un país muy grande, con espacios abiertos, al menos en el sur y con malas carreteras. Todo parece mas lejos de lo que se ve en el mapa.
Las carreteras secundarias, a veces recorrían zonas muy despobladas. Al final del viaje, tuvimos más sensación de haber andando por sitios alejados de la mano de Dios, mientras fuimos por algunas de estas carreteras que mientras recorrimos el desierto jeje.
Ese día el tiempo era bueno. No obstante había nubarrones negros y el suelo estaba mojado, pues había llovido el día anterior. Un poco más adelante, en Sidi Lashene, tuvimos que decidir. Por un lado podíamos ir a través de las llanuras del Rekkam por monte. Eso suponía más de 300 km. por pistas, con sólo 3 escapes por carretera posibles. El Rekkam es famoso por convertirse en una trampa infernal si llueve y la cosa no pintaba muy bien en cuanto al tiempo....
Lo que acabó de convencernos de optar por la variante asfáltica fueron los 30 kg. de material que llevábamos cada uno. Hacían la moto ingobernable, simplemente pasando una pequeña zona embarrada. No quiero ni imaginar lo que hubiera supuesto llevar ese muerto por kms de pistas embarradas.
En fin... Una retirada a tiempo puede ser una victoria, como lo fue.
Así que decidimos seguir un itinerario paralelo, por secundarias y subir al Plateau del Rekkam por Debdou, para seguir navegando hacia el Suroeste, a través de las llanuras, pero por asfalto.
Esta zona está bastante despoblada y hace algo de frío, pues estás a 1200 m. de altura. Aquí vimos los primeros camellos. Es común ver algo más adelante, acampados cada pocos km. a familias de pastores nómadas, cuidando rebaños.
A veces veías salir corriendo hacia la carretera a los niños, intentando llegar a la carretera antes de que tu pasaras. Ibamos con prisa y no podíamos parar. Daba un poco de pena.
Iba pasando la tarde mientras bajábamos hacia el Suroeste, así que nos fuimos planteando encontrar un buen sitio para acampar. La cosa no era tan fácil como parece, pues te encontrabas pastores acampados cada cierta distancia y nos apetecía quedarnos en un sitio aislado. Más adelante el relieve fue cada vez más ondulado y eso nos facilitó la tarea. Encontramos un sitio majete, nos salimos campo a través alrededor de 1 km. y acampamos casi anocheciendo.
Sabíamos algo sobre los contrastes de temperatura en este tipo de sitios. Así todo nos sorprendió mucho. En cuanto se fue el sol comenzó a bajar el termómetro de manera alucinante y empezó a aparecer rocío por todas partes.
Jamás vi algo parecido. Llevaba una tienda de montaña 3 estaciones bastante majilla, con doble techo. A mitad de la noche estaba empapada de condensación por dentro. Dormí con saco de plumas ligero y tuve que ponerme ropa. Calculo que al amanecer debíamos rondar los cero grados. Para la próxima me llevo el saco de plumas gordo, maadre mia.
Lo de la frontera es de coña...2 horas y media más para pasar. Hasta las 1230 no pudimos pisar Marruecos.
En principio seguimos con el planteamiento inicial y pusimos rumbo al Plateau del Rekkam. Nos quedaban por hacer 170 Km. de carreteras secundarias, hasta llegar a las pistas.
Lo primero que te choca de este país, es la gente. Gente por todos los sitios. Por muy alejado de un pueblo que te encuentres hay gente por ahí, en mitad de la carretera, del campo...
Saliendo por la autovía, en Nador veías a chavales andando en bici, en burro... Hasta vimos un viejo con un burro en la cuneta haciéndose un té moruno. Alucinante.
Otra cosa que te trastoca un poco son las distancias a recorrer. Es un país muy grande, con espacios abiertos, al menos en el sur y con malas carreteras. Todo parece mas lejos de lo que se ve en el mapa.
Bajando hacia el Sudeste |
Una paradita para reponer fuerzas. |
Cerca de Bour oulad ishri |
Las carreteras secundarias, a veces recorrían zonas muy despobladas. Al final del viaje, tuvimos más sensación de haber andando por sitios alejados de la mano de Dios, mientras fuimos por algunas de estas carreteras que mientras recorrimos el desierto jeje.
Ese día el tiempo era bueno. No obstante había nubarrones negros y el suelo estaba mojado, pues había llovido el día anterior. Un poco más adelante, en Sidi Lashene, tuvimos que decidir. Por un lado podíamos ir a través de las llanuras del Rekkam por monte. Eso suponía más de 300 km. por pistas, con sólo 3 escapes por carretera posibles. El Rekkam es famoso por convertirse en una trampa infernal si llueve y la cosa no pintaba muy bien en cuanto al tiempo....
Lo que acabó de convencernos de optar por la variante asfáltica fueron los 30 kg. de material que llevábamos cada uno. Hacían la moto ingobernable, simplemente pasando una pequeña zona embarrada. No quiero ni imaginar lo que hubiera supuesto llevar ese muerto por kms de pistas embarradas.
En fin... Una retirada a tiempo puede ser una victoria, como lo fue.
Así que decidimos seguir un itinerario paralelo, por secundarias y subir al Plateau del Rekkam por Debdou, para seguir navegando hacia el Suroeste, a través de las llanuras, pero por asfalto.
En el Plateau del Rekkam |
Esta zona está bastante despoblada y hace algo de frío, pues estás a 1200 m. de altura. Aquí vimos los primeros camellos. Es común ver algo más adelante, acampados cada pocos km. a familias de pastores nómadas, cuidando rebaños.
A veces veías salir corriendo hacia la carretera a los niños, intentando llegar a la carretera antes de que tu pasaras. Ibamos con prisa y no podíamos parar. Daba un poco de pena.
Iba pasando la tarde mientras bajábamos hacia el Suroeste, así que nos fuimos planteando encontrar un buen sitio para acampar. La cosa no era tan fácil como parece, pues te encontrabas pastores acampados cada cierta distancia y nos apetecía quedarnos en un sitio aislado. Más adelante el relieve fue cada vez más ondulado y eso nos facilitó la tarea. Encontramos un sitio majete, nos salimos campo a través alrededor de 1 km. y acampamos casi anocheciendo.
Sabíamos algo sobre los contrastes de temperatura en este tipo de sitios. Así todo nos sorprendió mucho. En cuanto se fue el sol comenzó a bajar el termómetro de manera alucinante y empezó a aparecer rocío por todas partes.
Jamás vi algo parecido. Llevaba una tienda de montaña 3 estaciones bastante majilla, con doble techo. A mitad de la noche estaba empapada de condensación por dentro. Dormí con saco de plumas ligero y tuve que ponerme ropa. Calculo que al amanecer debíamos rondar los cero grados. Para la próxima me llevo el saco de plumas gordo, maadre mia.
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